lunes, 26 de septiembre de 2011




MANTENIENDO EL DINERO EN CIRCULACION

PR Sarkar

Si se forma un negocio con la ayuda de préstamos de cualquier procedencia, esa empresa se llama ka’tika’ en sánscrito. Supongamos que alguien no tiene capital pero desea emprender un negocio mediante un pedido de préstamo; ese tipo de negocio es denominado ka’tika’ vyavasa’. Posiblemente hayan notado que existen numerosos países que sufren de escasez financiera, por lo que piden préstamos a otros países. Tales préstamos son luego usados para empresas tales como la construcción de grandes represas en sus ríos.

La ciencia de la economía enseña que la circulación de dinero nunca debe ser bloqueada por ningún tipo de inversión no productiva. Algunas veces se emplean equivocadamente los préstamos en la construcción de un edificio innecesario o de un nuevo salón de exposición para un negocio, impidiendo así la posibilidad de reinvertir el capital y aumentar su riqueza. La economía enseña que los préstamos tomados para inversiones de negocios, siempre deben ser utilizados para fines productivos y nunca se deben usar para empresas no productivas. Los préstamos extranjeros, por ejemplo, nunca deben ser invertidos en la construcción de grandes estaciones de ferrocarril en lugar de líneas ferroviarias.

Calcuta, 23 de marzo de 1986,  Shabda Cayanika’, parte 4


El valor del dinero se incrementa con su movilidad. Es decir, cuanto más cambia de manos el dinero, mayor es su valor económico. Por el contrario, cuanto más se lo mantiene inmóvil en una caja de seguridad, más pierde su utilidad, y por lo tanto disminuye su valor económico. Este es el principio más importante de la economía.

El sistema bancario es indispensable para promover tanto el bienestar colectivo como el adelanto económico de la población en todo sentido. El lema “Mantener el dinero en circulación” es tan cierto como el proverbio “Mantener los vagones en movimiento”.

El sistema bancario debe estar atento a dos puntos importantes. Primero, no se debe permitir que la codicia demoníaca intrínseca de los bancos arriesgue la vida de la gente común. En el pasado, en muchos países del mundo los bancos amenazaron la vida de la población. Esto aún ocurre en cierta medida, no sólo en países subdesarrollados, sino también en países en vías de desarrollo y desarrollados. En segundo lugar, los bancos no deben permitir que administradores o gobiernos imprudentes impriman billetes indiscriminadamente, sin reservar la cantidad proporcional de lingotes de oro en sus tesoros.

El primer defecto no sólo arruina a los grupos de ingresos bajos y medios, sino que también empobrece a la gente rica. El segundo destruye la vida misma de la sociedad. Conduce a una inflación extendida, que a su vez pone en peligro tanto el intercambio y el comercio internos, como el comercio y el trueque con el extranjero. Aunque haya una abundante producción en el país, la población no se beneficia. Los ricos se enriquecen más y obtienen más posibilidad de continuar su despiadada explotación. En el capitalismo de estado, los gobernantes explotadores agudizan aún más su dominación. El capitalismo de estado puede autodenominarse capitalismo, socialismo o comunismo, pero en última instancia resulta para las masas, más peligroso y sediento de sangre que vampiros o demonios.

El sistema bancario debe proseguir, sino la movilidad de dinero se verá obstaculizada. Si la población se opone al sistema de bancos porque está guiada por caprichos egoístas o cualquier otro sentimiento, su economía permanecerá en la Edad Media. Está destinada a perder su equilibrio en la esfera física, quedar a un lado en las esferas psíquica y espiritual, y a reducirse a objeto del ridículo. Es muy triste imaginar semejante estado.

Como pueden ver, el objetivo fundamental del sistema bancario es “Mantener el dinero en circulación”. Que los gobiernos sean activos. Que la población adquiera tanto como le sea posible con dinero. Que el dinero vaya a los tenderos, vendedores de caña de azúcar, confeccionistas, obreros de fábricas, trabajadores y tejedores. Y que los coloridos saris de los tejedores sean comprados y usados por las esposas recién casadas, sumándose a la belleza y prosperidad de la sociedad.

Calcuta, 21 de diciembre de 1986 - Shabda Cayanika’, parte 10



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